Maradona en el Mundial de México 86

México 86: ¡El Mundial que consagró a Maradona!

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Emmanuel Soriano

CM y CC: Me gustan los deportes pero entre mis favoritos está la lucha libre mexicana, el básquetbol y la F1, ¡soy Checolover declarado!

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Argentina levantó en México su segunda Copa del Mundo. El título de 1986 es uno de los episodios más emocionantes de la historia del deporte, protagonizado por Diego Armando Maradona, autor de algunas de las acciones más legendarias que nos ha regalado el fútbol. El Estadio Azteca fue testigo de la fábula maradoniana, que guió a Argentina hacia la victoria en un torneo marcado por el contexto político y social.

Así llegó Argentina a México 86

Argentina llegó al Mundial de México 1986 en un momento de reconstrucción nacional. Ocho años antes, el país había conquistado su primer título mundial como anfitrión, en 1978, bajo la dictadura militar de Jorge Rafael Videla. Aquel triunfo, liderado por César Luis Menotti y Mario Kempes, estuvo rodeado de polémica por la utilización política del torneo y la ausencia de un jovencísimo Maradona, cuyo nombre ya sonaba en el país.

En 1986, la situación era otra: el país vivía en democracia desde 1983, pero el contexto social todavía estaba marcado por las consecuencias de la Guerra de las Malvinas, librada en 1982 entre Argentina y el Reino Unido. La derrota militar había dejado heridas profundas en la sociedad y en la imagen del país ante el mundo. En ese escenario, el Mundial de México ofrecía una oportunidad simbólica para recuperar orgullo nacional, y el fútbol se convirtió nuevamente en un espacio de reivindicación colectiva.

En lo deportivo, Argentina afrontaba el torneo sin el cartel de favorita. La clasificación había sido complicada y el técnico Carlos Bilardo enfrentaba críticas constantes por su enfoque táctico y su estilo pragmático, muy distinto al de Menotti. Su sistema repleto de jugadores de corte defensivo y la apuesta por la disciplina generaban desconfianza en parte de la prensa y la afición.

La plantilla combinaba experiencia y compromiso, un plantel mucho mejor de lo que se decía al objeto de aupar a Maradona. Nery Pumpido, José Luis Brown, Oscar Ruggeri, Jorge Burruchaga, Sergio Batista, Héctor Enrique, Jorge Valdano y Ricardo Giusti acompañaban a un astro que concentraba todas las miradas: Diego Armando Maradona, líder técnico y emocional del grupo. El futbolista del Napoli llegaba en plenitud física y futbolística, dispuesto a asumir el rol de figura principal. En este contexto, ‘el Diego’ se elevó hacia el cielo de México.

El viaje de Argentina en México

‘El Loco’ Bilardo diseñó un sistema que potenciaba su influencia en el juego, rodeándolo de jugadores dispuestos a correr, recuperar y facilitarle espacios. Tras el fracaso de España 1982, donde Maradona fue expulsado en la derrota ante Brasil y el equipo quedó eliminado en segunda fase, el futbolista del Napoli se había puesto un objetivo: ser campeón del mundo. Su magia se vio en Primera, se consolidó en la Serie A italiana y ofreció su mejor versión en México.

Argentina no partía como favorita. Sin embargo, el equipo mostró solidez desde el inicio. En fase de grupos venció a Corea del Sur (3-1), empató con Italia (1-1) y superó a Bulgaria (2-0). Maradona fue decisivo en la generación de juego y en la conducción ofensiva. En octavos de final, ante Uruguay, Argentina ganó 1-0 en un partido cerrado. El equipo mostraba equilibrio y confianza, con un capitán que asumía la responsabilidad en cada acción. Antes de cuartos, Maradona ya sumaba cuatro asistencias y un gol.

En cuartos esperaba Inglaterra. El partido quedaría como el momento definitorio del torneo y de la carrera de Maradona. Todos los focos apuntaron al Estadio Azteca y los 114.000 espectadores apilados, más todos los espectadores, asistieron a historia en vivo.

El viaje de Argentina en México

El 22 de junio de 1986, en el Estadio Azteca, Argentina e Inglaterra se enfrentaron en los cuartos de final del Mundial. Más allá del aspecto deportivo, el encuentro tenía una fuerte carga simbólica. Cuatro años antes, ambos países habían combatido en la Guerra de las Malvinas, y la victoria británica había dejado una herida abierta en la sociedad argentina. El fútbol ofrecía una oportunidad de reivindicación nacional.

El primer gol del partido llegó a los 51 minutos. Maradona saltó junto al portero inglés Peter Shilton y tocó el balón con la mano izquierda. La acción no fue advertida por el árbitro tunecino Ali Bennaceur, y el gol fue validado. Maradona lo describiría luego como “un poco con la cabeza de Diego y un poco con la mano de Dios”.

Cuatro minutos más tarde, el argentino protagonizó la jugada más recordada en la historia de los mundiales. Tomó el balón en su propio campo, superó a cinco rivales, Beardsley, Reid, Butcher, Fenwick y Shilton, y marcó el segundo gol. El tanto fue votado años después por la FIFA como ‘el Gol del Siglo’. “¡Barrilete cósmico, de qué planeta viniste!”, cantaba Víctor Hugo Morales, autor de una narración histórica desde entonces.

El cuadro ‘albiceleste’ venció 2-1 después de que Gary Lineker recortara distancias. Más allá del resultado, el encuentro simbolizó una revancha emocional para el pueblo argentino. Las calles de Buenos Aires se llenaron de celebraciones espontáneas. Para Maradona, significó el punto más alto de su carrera deportiva. En cinco minutos había protagonizado dos de las estampas más icónicas de la historia del fútbol.

El triunfo de la Selección Argentina

Tras eliminar a Inglaterra, Argentina se enfrentó a Bélgica en semifinales. Maradona volvió a ser determinante: anotó los dos goles del triunfo por 2-0, uno de ellos tras una maniobra individual similar a la del partido anterior. El equipo llegaba a la final con cinco victorias y un empate. Bilardo había consolidado un equipo de gran nivel y preparado para la batalla final.

La final se disputó el 29 de junio en el Estadio Azteca, ante Alemania Federal. ‘La Albiceleste’ se adelantó 2-0 con goles de Brown y Valdano, pero los alemanes igualaron el marcador con tantos de Rummenigge y Völler. A nueve minutos del final, Maradona asistió a Burruchaga con un pase entre líneas que dejó al delantero mano a mano con el arquero Schumacher. El 3-2 definitivo dio a Argentina su segundo título mundial.

Maradona fue elegido mejor jugador del torneo. Disputó los siete partidos, marcó cinco goles y dio cinco asistencias. Su influencia táctica y emocional fue total. Bajo la dirección de Bilardo y con un plantel que combinaba orden defensivo y eficacia en ataque, Argentina se coronó campeona del mundo en uno de los mundiales más recordados.

México 86 consagró definitivamente a Maradona como figura universal del fútbol. Su actuación trascendió el deporte y marcó una generación. El torneo dejó una huella duradera en la historia del fútbol argentino, que encontró en aquel título un símbolo de identidad y orgullo nacional.

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